sábado, 20 de febrero de 2010

LA HUELLA DE OREJA COMO MÉTODO DE IDENTIFICACIÓN

La huella de oreja como método de identificación
A. M. Curiel López de Arcaute1, J. Granell Navarro2
1Área de Medicina Legal y Forense. Universidad de Valladolid. 2Servicio de Otorrinolaringología. Complejo Asistencial de Ávila.

Resumen: En los últimos años se ha desarrollado en el campo de la medicina legal y forense el análisis de las huellas de oreja, con la finalidad de convertirlo en un procedimiento de identificación análogo al de las huellas dactilares. En el presente trabajo se realiza una revisión del estado actual de la identificación por huellas de oreja desde una doble perspectiva médica y legal. El objetivo del mismo es, por un lado, introducir un área de conocimiento poco familiar para el otorrinolaringólogo, a pesar de su evidente proximidad, y por otro, presentar la evidencia científica actual. Primeramente, se sitúa en el contexto histórico la ciencia de la identificación en general, y el análisis del pabellón auricular en particular. En segundo lugar se realiza una aproximación al complejo análisis de la huella de oreja, introduciendo algunos de los problemas conceptuales del método y sus posibles soluciones. Posteriormente se abordan desde el punto de vista forense las particularidades legales de la validez del método, y finalmente se señala la vía de desarrollo actual.
Palabras clave: Huella de oreja. Identificación.


INTRODUCCIÓN: LA IDENTIFICACIÓN

“Identificar una persona, establecer su individualidad, es determinar aquellos rasgos o conjunto de cualidades que la distinguen de todos los demás y hacen que sea ella misma1”
La identificación es un aspecto fundamental de la medicina legal y forense, y, al igual que esta ciencia, se nutre e interrelaciona con gran cantidad de especialidades médicas y ciencias afines. En la práctica diaria, el médico forense se encuentra con casos de identificación en sujetos vivos, cadáveres recientes o restos cadavéricos, y en cada caso utiliza unas técnicas u otras más adecuadas para el material objeto de estudio.
En un breve repaso histórico de la ciencia de la identificación, son personajes destacados César Lombroso (1835- 1909), médico y criminólogo italiano, representante del positivismo criminológico2, o Lambert Adolfo Quetelet (1786-1874), estadístico y astrónomo belga, padre de la ciencia social cuantitativa moderna y de la antropometría3. Pero, sin duda, Alfonso Bertillón (1852-1914) es la figura más relevante. Bertillón creó un procedimiento identificativo propio que se dividía en tres partes principales, según el objeto de las observaciones del operador: el señalamiento antropométrico, el señalamiento descriptivo y el señalamiento de las marcas particulares4. Bertillón fue probablemente el primer científico que utilizó la oreja como medio de identificación.
Dentro del señalamiento antropométrico, realizaba varias mediciones de la cabeza, una de las cuales era la longitud de la oreja derecha. En el señalamiento descriptivo, entre las características morfológicas, continuaba el análisis de la oreja derecha, de sus bordes, lóbulo, pliegues, forma general, separación y particularidades. La oreja era el carácter de mayor importancia en la filiación descriptiva, por ser considerada inmutable en sus formas y proporciones. El propio Bertillón, a partir de 1894, añadió a su ficha, como marca especial suplementaria, la impresión de los surcos papilares de los dedos pulgar, índice, medio y anular derechos. La mencionada identificación dactiloscópica (por huellas dactilares) ya se empleaba en Corea hacía más de mil doscientos años en la venta de esclavos. Su desarrollo cien- tífico había comenzado años antes con Purkinje. Éste estudió los dibujos dactilares clasificándolos en nueve tipos y, aunque no los aplicó con fines identificativos, sentó las bases para que posteriormente Vucetich los aprovechara.
Faulds en 1880 había establecido el carácter inmutable de estos dibujos y Galton, entre 1891 y 1895, investigó la herencia de las huellas dactilares y estableció un sistema de clasificación que posteriormente fue simplificado por Henry en 1901. El sistema Galton-Henry se sigue usando actualmente en los países anglosajones, mientras que en España se utiliza el sistema de Olóriz (1904)1.
Análogamente, aunque de manera más tardía, se ha desarrollado en la ciencia criminológica el análisis de las huellas de oreja. El despertar del interés forense por la descripción de las huellas de oreja y la identificación a través de las mismas es relativamente reciente5. Se trata de un paso más en la interminable carrera entre los métodos delictivos y la ciencia criminalística. Cada vez es más difícil encontrar indicios lofoscópicos de huellas dactilares en el lugar del suceso de un delito, ya que los delincuentes aprenden (y a ello contribuyen sin duda la difusión de las técnicas criminalísticas a través de los medios de comunicación).
La primera identificación de un delincuente por la huella de oreja se realizó en Suiza en 19656. En Holanda existen ya más de 200 casos judiciales de identificaciones por huella de oreja. En España la primera sentencia condenatoria basada parcialmente en este tipo de evidencia se produjo el 19 de noviembre de 2001. A esta sentencia le han seguido al menos otras dos, y se han realizado más de 20 identificaciones. Existen en la actualidad bases de datos de huellas de oreja en Palencia, Valladolid, Santander y Lleida.

EL ANÁLISIS DE LA HUELLA DE OREJA

El pabellón auricular está constituido por un esqueleto cartilaginoso revestido por tegumentos. La lámina de cartílago se pliega sobre sí misma formando relieves y depresiones que confieren al pabellón su forma característica (Figura 1A), que ha sido sobradamente descrita en los textos anatómicos7.
Existen también en la literatura descripciones de las variaciones de la normalidad que pueden producirse por causas múltiples como alteraciones por enfermedad, traumatismos mecánicos o quirúrgicos, o por motivos estéticos8.
Se han descrito también las modificaciones debidas al envejecimiento, relacionadas con el aumento de la laxitud de los tejidos, lo cual se manifiesta en un aumento de la longitud vertical del pabellón9. Existen además importantes variaciones de origen étnico, particularmente en el tamaño de las
orejas10.
Para sistematizar la descripción del pabellón auricular se han utilizado diversos métodos. Bertillón4 hacía un análisis puramente descriptivo de sus partes. Schwalbe11 describía la forma del hélix, el lóbulo y seis variantes del tubérculo de Darwin, además del trago, antitrago y el ángulo del pabellón con el cráneo; diseñó cinco líneas imaginarias en base a las cuales hablaba del índice morfológico auricular y del índice fisionómico auricular. Iannarelli12 utilizaba un sistema de cuatro líneas centradas en el trago para la partición radial del pabellón en ocho áreas con fines comparativos.
La huella de oreja es una reproducción en dos dimensiones de las partes del pabellón auricular que se han puesto en contacto con una determinada superficie, y que habitualmente son las regiones más prominentes del mismo, es decir, de forma más constante el hélix, antehélix, trago y antitrago
(Figura 1B). Este tipo de huellas, al igual que las dactilares, se producen por los restos de descamación, sudor y grasa que deja la piel al contacto con una superficie.
No son manifiestas a simple vista, pero se recuperan de forma muy simple con reveladores físicos o químicos. La razón habitual de producirse las huellas es sencilla: los delincuentes que van a robar un domicilio apoyan la oreja sobre la puerta para comprobar que no hay nadie en su interior y ahí dejan el indicio. Las huellas pueden ser más o menos fragmentarias, más o menos marcadas y más o menos nítidas dependiendo de factores diversos como el grado de sebacidad de la piel, la aplicación de la cara o pelo en la misma área, o incluso el volumen del sonido que se haya pretendido escuchar. Es necesario posteriormente realizar una recogida de la huella con un cristal o una base de metacrilato.
Se ha descrito que mediante la huella de la oreja se puede determinar aproximadamente la altura del sospechoso, a través de la distancia suelo-huella, con determinadas correcciones13,14. Una vez revelada la huella latente de la escena del delito (huella debitada) debemos compararla con una huella de la oreja del sospechoso (indubitada). En general, para la comparación de huellas se utilizan tradicionalmente tres métodos: la superposición (colocar una huella sobre la otra con transparencias y comparar), la comparación directa y la disección, dividiendo la huella en secciones e intercambiando las mismas para comprobar las coincidencias y superposiciones15.
El grado en que una huella de oreja representa a la oreja original puede verse alterado por diversos factores.
Puede por ejemplo variar el mismo tamaño o las interdistancias entre los distintos puntos de referencia según el grado de presión. Los métodos de recogida y análisis de huellas intentan solventar estos problemas. Maat16 propone un método para la clasificación cuantitativa; utiliza un eje polar diseñado a partir de una línea vertical que es la tangente común al margen interno de la impresión de la curvatura anterosuperior del hélix y la punta del trago. Ingleby16 utiliza una estandarización geométrica similar, pero alega que la definición del eje polar propuesto por Maat es difícil en la práctica, y por tanto lo calcula de manera informatizada a partir de “centroides” (centros de intensidad). En cualquier caso, la descripción de las variaciones interindividuales en la huella de oreja supone un auténtico reto. La solución se perfila a través de las técnicas de procesamiento de imágenes con algoritmos que permitan extraer a partir de la huella un modelo fiable de las características de un determinado pabellón auricular.















Figura 1. A. Elementos anatómicos del pabellón auricular (oído izquierdo): 1-
meato auditivo externo, 2-raíz del hélix, 3-hélix, 4-antehélix, 5-lóbulo, 6-trago,
7-antitrago, 8-concha, 9-fosita navicular. B. Aunque la huella de oreja puede ser
más o menos fragmentaria, habitualmente son identificables el hélix, antehélix,
trago y antitrago (oído izquierdo).

VALIDEZ DE LA HUELLA DE OREJA COMO EVIDENCIA FORENSE

La validez forense de la huella de oreja se basa en la posibilidad de individualizar una determinada huella de oreja como perteneciente a un determinado sujeto. En la práctica esto puede servir para excluir a un sujeto como sospechoso, incrementar la evidencia contra un determinado sospechoso, o incluso, si no hay sospechosos, para buscarlos en eventuales bases de datos preexistentes.
Las limitaciones del método son manifiestas, y se relacionan con la unicidad de la huella de oreja. Existe por un lado, la posibilidad de que una misma oreja deje huellas diferentes.
Esto puede deberse a la forma de producirse la huellas, principalmente, como se ha mencionado, por el grado de presión o la angulación con la que se aplica el pabellón sobre una superficie, pero también a las modificaciones anatómicas del pabellón. Como se ha apuntado arriba, se intenta abordar estas variaciones intraindividuales con diversos métodos de análisis. El otro problema es si dos orejas diferentes pueden dejar una huella similar o igual, osi por el contrario existe una variabilidad interindividual suficiente para poder, en cualquier situación, diferenciar dos orejas. La validez del método depende fundamentalmentede que la posibilidad de que dos orejas dejen huellas indistinguibles sea razonablemente pequeña. En cualquier caso, los resultados del análisis se expresarán siempre en términos probabilísticos.
La identificación a través de la oreja se encuentra entre las denominadas pruebas antropomórficas. Estas se incluyen entre las inspecciones corporales dirigidas a la determinación del imputado. Lo trascendente es determinar el grado de importancia que ha de darse a dicha prueba como prueba indiciaria. La jurisprudencia ha reconocido valor de prueba desvirtuadora de la presunción de inocencia a los informes lofoscópicos que acreditan, sin lugar a dudas, quepertenecen al acusado las huellas encontradas en el lugar deautos. Sin embargo no existe jurisprudencia, ni estudios doctrinales, ni estudios relacionados con el derecho comparado, sobre el valor que pueda darse a la huella de una oreja encontrada en un determinado lugar. Legalmente existeuna importante diferencia entre si efectivamente la huella se corresponde de manera indubitada con la oreja del acusado (análogamente a la huella dactilar), o si por el contrario se trata de una huella que presenta similares características a las de la oreja del acusado (al igual que se podría decir de la huella de un zapato o de la rueda de un vehículo como similares a las del zapato o el vehículo de una determinada persona), supuesto en el que el valor probatorio de este indicio resultaría más lejano y precisaría de más elementos indiciarios para llegar a la conclusión de que una determinada persona ha participado en unos determinados hechos.
Para la policía científica europea, el estudio de la oreja, por su morfología y características, ha sido considerado un excelente método de identificación personal6. Se hipotetiza que las orejas son todas diferentes, y que presentan una serie de características que son capaces de dejar rastros válidos para investigar ciertos delitos. Conceptualmente, la unicidad de la oreja se basa en el llamado paradigma del copo de nieve: “la naturaleza nunca se repite a sí misma”17. Sin embargo, es evidente que no es posible establecer de manera empírica la individualidad de la oreja, aunque en la práctica sería suficiente poder diferenciar dos orejas cualesquiera a través de un número finito de características.
En Estados Unidos hay numerosas sentencias en el sentido opuesto y la identificación por huella de oreja está muy en entredicho. El Tribunal de Apelaciones del Estadode Washington en 1999 señalaba que “la novedad científica, el conocimiento técnico u otro conocimiento especializado puede ser admitido o se puede confiar en él sólo si es, en general, aceptado como fiable por la comunidad científica, especializada o técnica. La aceptación general puede ser encontrada en el testimonio de quien lo afirma, en artículos y publicaciones, en su uso extendido entre la comunidad o en otros tribunales. La aceptación general no se puede encontrar si hay una disputa significativa entre expertos cualificados en torno a la validez de la evidencia científica”. En este caso doce miembros reconocidos de la comunidad de la ciencia forense declararon que la identificación a través de las huellas de oreja no está aceptada en su generalidad por la comunidad de la ciencia forense. La falta de apoyo en la literatura científica es la gran debilidad del estado actual de la identificación por la huella de oreja, a pesar del progreso habido en los últimos años18.

SITUACIÓN ACTUAL Y PERSPECTIVAS FUTURAS

En febrero de 2002 se puso en marcha el proyecto FEARID (“Forensic EAR IDentification”), aprobado por la Unión Europea, como respuesta a la necesidad de una investigación científica estricta y un estudio sistemático de las hue- llas de orejas y el desarrollo de herramientas de apoyo automatizado para su cotejo19. El objetivo es establecer un proceso estándar de detección, recuperación, almacenamiento e identificación de las huellas de oreja y el establecimiento mediante programas informáticos de una base de datos paneuropea de huellas de oreja que permita un cálculo estadístico y aumente la potencia de la prueba dando una validez científica y judicial a la identificación por huellas de oreja. El proyecto FEARID ya ha dado los primeros resultados con los trabajos publicados en Forensic Science International16 y en la Universidad de Huddersfield, en el Reino Unido20.
Sin duda, un aspecto fundamental es precisamente la creación de bases de datos y el desarrollo de sistemas informatizados de análisis. Hasta la fecha el proceso es semiautomático, pero es de esperar que el desarrollo de las técnicas de análisis de imágenes y de reconocimiento de patrones permita resolver los problemas técnicos actuales21.
La oreja es una parte del cuerpo humano infrautilizada desde el punto de vista forense, a pesar de que el reconocimiento de su potencial como elemento de identificación es antiguo. La situación actual es, sin duda, de controversia, pero posiblemente en los próximos años comprobaremos si el establecimiento de una base científica sólida permite el uso de la huella de oreja de una forma análoga a la de las huellas dactilares. Los términos otograma, huella de oreja y otomorfología pertenecen a un campo desarrollado en el ámbito de la antropología, la biometría, la criminología y la medicina legal y forense, pero es sin duda adecuado su reconocimiento por parte del médico especialista en otorrinolaringología.

EL COVID 19 Y EL REGISTRO CIVIL AUDIO